De para'trás.


Soy tan de buenas en lo que soy de buenas. Y tan de malas en lo que soy de malas.
Pero casi todo el tiempo, soy yo. Y suelo hacerlo mal.

Pero ya, es ya.


Pero claro, qué simple resultó ser. Qué mal que así sea. Pero es.

La respuesta era bien conocida y aunque intentando ocultarse entre noches de fiesta, días de trabajo, noches de sueño, días de bus y filas y bancos y diligencias y mercados y cuentas por pagar y deudas y préstamos y risas y conversaciones y baños y cuartos y oficinas y profesores y estudiantes, todo se resumía a un si, ok, ¿así?, si, también. Silencio y adiós.

No cabe duda de que todo aquello que arriva en el paquete de la inmediatez le da al viento el chance de volver y sentarse de nuevo. De hacerse el vecino alegre. La señora de la tienda que siempre saluda y sonríe. El taxista que resume el día en una carrera. La señora de ciento cuarenta y tres años que sonríe y es bella y pura. ¿Qué se habrá de comer? Lo importante es determinar con qué se va a celebrar.

Que vengan todos los festines que terminan en pelea y todas las mareas. Las olas que parecen manos cacheteando caras infelices, las tormentas que hunden las casas de madera y quiebran todos los vidrios y levantan todas las faldas, la nieve que evita que cierres los ojos, la que te hace resbalar a cada paso, la que te deja apenas respirar ese vapor helado y sombrío con esa soledad pesada que resulta el frío extremo y sus alientos. Todos los siniestros silbidos de los árboles. Las largas caminatas en medio de la nada. Las lenguas sin lengua. Las palabras sin sentido. Que llegue todo. Que llegue ya.

Que nada importa esta noche. Que mañana es mañana y que me emborracho hoy.

Mejor dicho: ya, es ya.

Lo que fue cuando se fue. Cuando estaba pero ya se fue.


Tengo esa vergüenza feliz. Y hasta dolorosa. Pero sonrío. Me veo cantando y tomando vino y hasta cerveza. Pensando que todo se puede y que menos mal pude de nuevo. Ahora tarareo y tengo la sonrisa tonta que, claro, se irá mañana. No importa. Me soy feliz ya. Me quedo aquí encerrado en este pequeño cuarto sin baldosa donde todo parece un suspiro. Todo se va. ¿Cuántos y cuántas habrán aquí estado y llorado y hecho de estas paredes mudos testigos de encuentros fortuitos? Muchos. Todos. Yo.

Me cuento.

Y qué bueno fue.

Que la tilde y la coma y el punto y el, la, ¿la? apóstrofe.


Que me dijo: ¿Sus tendencias suicidas permiten una observación idiomática?
Y yo dije: fui feliz.

Porque sí es la respuesta a casi todas las preguntas. (Or yes, I will)


The thing is: I can hang myself in the shower: of course. In the first place, I didn't have the doubt. But after so many attempts, I realize that I'm too heavy. So, I'm thinking of jumping to the rails but it's too cold outside and I have to put half of my wardrobe on me. What an issue...

So, there's another option: to stay alive. What for? I do not know. Well, yes. I know: I still love too much the people I love who are the people I miss. Yes. My heart still beats for: you know who. And my mother, brother, father, cat, dog, fish, cockroach, rat and spider are my lovely family and they love me. I know.

It's not because I am depressed or because I'm run out of Prozac. Ok, hold on. Let me check. Yes! I still have. But I'm curious about not being. That's it. Maybe There I can found the way to come Here and tell how it is to be There. You know: that There. The far-far there. But closer, too. And be rich sharing the information. With a big chinchorro and café con pan every afternoon, good alcoholic drinks, some weed, books, someone to spank, internet and with a giving-money-and-not-talking machine.

It's not about sadness, altough, I got to say that winter does not help at all and I've been here like a small and -nette- bear doing nothing but reading and writing and singing and dancing and cooking and having some wine and some beer and being the best host ever and partying a lot and getting drunk. At class, at university, with friends, buying new clothes and trying to have good sex but with one-not as an answer in my last, I’ll use that word again, attempt. Yes. I've been doing what I do. And I am doing what I like to do. I'm a specialist in that area. I mean, in getting drunk.

So, there's not gun. -Jedoch- there are -viele- knives. But I aún care about the cleaning girl. Too messy, finally. It's so hard to find reasons for making some drama when, at the end of the day, everything seems too perfect. Yeah, I know: that no! Yeah, it's not hard to handle it. But it's my first time. My first no. Try to wear my shoes.

I should complain and I am. I'd love complaining. Especially when there are people around me. I love bothering people: just because. Even when I complain about things that I really do not believe or do not even care. Not even a bit. But it's so much fun to build up this controversy sometimes, this feeling of uncomfortableness. Or those gestures meaning (or replying): shut up, don't be so arrogant. Because finally, people facing those feelings look so alive. So nice. But I don't mean it. Really. I apologize. No, I don't but...ok, no, I don't. However, no, I don't.

Indeed, I don’t need to. People really don’t care about what I say or think or complain. And they’re right. They know that I know and I know they know and they know I know they know. (I could continue but you already have understood my point).

So, love is the issue. Love is in the air! Remember? Well, it’s not in the air and we really don’t know if it actually exists. And it doesn’t matter. What it matters is what we believe in. I believe in it. No, I don’t...ok, no, I don't. However, no, I don't.

Yes, I do.

I have my way to love. Everybody has a way to love. And I love and cuddle and sigh and smile and suffer and miss and cry. I like to cry. And I love to smile.

Yes, I’m human after all. No, I’m not…ok, no, I’m not. However, no, I am not.

Yes, I am.

And I am sehr glücklich de serlo.

Yes Mr. God. I am.

Then, just wait. I'll be there anytime soon.

No, I won't...ok, no, I won't. However, no, I won't.

Yes, I will.

Those days when.


I like not being me. I do not want to be.
No longer.
And see what I can not see. And breathe.

Anoche.


Todo estuvo sentado. Las risas nos invadieron por horas mientras la banda tocaba. Cerveza que siempre anima las noches calladas. Amigos y desconocidos. Yo era nuevo. Me encuentro nuevo y te lo pregunté de nuevo. Cambiamos de sitio, caminamos. Nos miramos. Nos sonreímos. Y cuando todo pasa, nada queda más que decir adiós. Y como todo había pasado ya, no quedaba entonces más que me dijeras adiós.

Lo pensé un poco pero hablaba la botella y no la boca. Temor le tengo a la marea, al piso resbaloso y al mareo. Me dije: sí, quizás. Pero cruzaste hacia la izquierda y levantaste de entre la nieve tu bicicleta. Y fue claro. Continué caminando por entre los adoquines. Y no quedó nada más que decir adiós.

Hoy se hace claro el frío y abren las razones las cobijas. Cosas de botellas, me río. Me regreso de donde no me fui. Y todo sigue entre nosotros igual.

De nuevo me escribo escribiéndote. Y como veo que hierve el agua, te digo adiós.

Randomly.


Suena peligroso pero sabroso.
Empieza con aquello que tórnase sucio y mugroso.
Diría yo: incluso algo pegajoso.
Acaba con gritos y lamentaciones como en todo cuento tenebroso.

¿Será que te sigo en este acalorado juego
y nos encerramos en la ardiente tundra, en el frío fuego?
Miedo le tengo a quererte y que no me quieras luego.
Que me digas no, te ruego.

Siempre sujetos a la coincidencia
Siempre sujetos a la eventualidad.
Esperando el roce inquieto, la mirada helada, la imprudencia.
Esperanzados siempre en las esquinas oscuras, en su decadencia.
Como si la sangre llegara toda con imperiosa brutalidad.
Como si hubiese apenas para ese rato y su libidinosa claridad.

¿Será que entro?
¿Dónde estás? Ya no te encuentro.
Y no sé si estoy en el norte de esta ciudad
o en el centro.

Si esto es apenas un esbozo, un marco. O es la purita verdad.

De este domingo y su ocaso.


Mejor hago caso por si acaso. ¿Será que me caso?
Que no me gusta, que me aterra ese laso.
Pero me hago viejo y solitario a este paso.

Ah qué pena fue olvidarte. Qué error tan craso.
Me leo y el camino en que te puse, miro. Y me repaso.

Ya ha llovido lo que hubo de llover. Mi vida: es un fracaso.
Tanto es mi miedo, que muerte le doy a este pobre y lleno vaso.

Mi pequeño tumulto.


No sé qué pasa pero ya en mis sueños no me sueño.
Y me despierto a las cuatro y a pesar de mucho empeño,
no logro quemarme en la sagrada fogata de Morfeo,
cual si yo no fuera, para aquél infierno, un apropiado leño.

Y me digo: si, he cumplido. He ganado de este día el preciado trofeo.
Y hundiéndome en la vigila eterna: el Otro Lado me hace seguido el feo.
¿A quién con una vela he rendirle culto?
¿A quién he de elevar los agudos sonidos de su solfeo?

Que me pierdo entre la arena y me sepulto.
Que cargo la cruz del que no duerme: el más pesado bulto.
Que de mis noches no soy más el dueño.
Que la noche es ahora el mensaje oculto.

Que atrapado me encuentro, en mi cama aún más pequeño.
Que me hundo en las estrellas y su tumulto.

Doing.


Feeling the nostalgia of the rain in the other side, where there is not window to see or to sigh the land.

Por el cuarto, creo.


Tenía tantas ganas, tanto ánimo, tanto impulso.

Pero me ganó el sueño, la pereza, el cansancio y la borrachera.

Me tomo este último vaso (que no copa) de vino y me iré arreando gallinas a desempolvar el otro lado de la cama.

Ah que quisiera abrazarte y dormir respirando los olores de tu cuello.

Pero aunque estuviste, ya no estás.

He de soñarte de nuevo en otro vino y en otro yo.

Buenas noches.

Mañana.


Ayer me llovió adentro.
Y ahora llueve afuera mientras me llueve adentro.
Seguirá cayendo lo que cae.
Me desmayo dormido, el cuerpo se me cae.

Mientras tanto pedaleo exhausto en este húmedo infierno.
Tierra de nadie, tierra mía en la que me encuentro.

¿Qué será?
Lo que no ha sido.
De lo que he carecido.
De lo que me he perdido.

Todo eso que nunca a tiempo llegó.

Como la mañana fría y la noche fresca, el sol radiante y el azuloso cielo.

Haciéndose cuevas, los ojos; y el cuerpo, encierro.

Salpicando las piedras de quien se hunde mientras se hunde. Afilando el escalpelo.

De todo lo que callo, siempre es esto en lo que yerro.

De rama en rama, de pino en pino.


Afinando la idea al que, de tiro y saque, ya casi le atino.
Afilando el lápiz que traduce y derrama justamente lo que afino.
¡Finalmente! No más de mis dudas seré un simple adivino.
Pues he encontrado en la bruma el relato perfecto, el cuento Divino.

Ah Eureka. Saliste finalmente por las aguas de este remojo salino.
Cuando te pensaba perdido en la boca de algún libro cerrado y clandestino.

Ahora vestirme podré de orgullo, de roja organza, de negro lino.
Que se destape la cerveza siniestra, la verde pradera y el dulce vino.
Que se vista de orgullo cada esquina mugrienta y cada espejo de mi camerino.
Pues al parecer se viene la dicha y las carnes furtivas y los juegos de casino.

¿Es acaso esta la última letra, el último párrafo, la última pincelada de mi Destino?
Lentas se irán, sin embargo, las risas. Y apenas dejarán un recuerdo fino.
Que ingrato he sido con la Gracia suprema. Ladrón de canciones ajenas. Mezquino.

Qué ingrata es esta vida, apenas sonríe la rata, se aparece el hambriento felino.

Al otro lado de este lado.



Sopla y sopla. Llueve y llueve.
Triste, triste.

Me hundo.

Mientras

empantanada camina la respuesta.

Que anda vacía.

Cuando llueve, lo que llueve.


Me ato la boca con los ojos. Mientras te lloro.
Me sumerjo entre aceites y ácidos. Mientras te olvido.

Te has ido con el vapor del silencio.
Y yo me quedo: en el silencio de un último suspiro.

The Call.


Is this The Gold?
Is this what you hold?
In spite of this silence and this perpetual cold.
"Read it": he told.
"Let's first unfold
the whole book. And then read it all.
Open it". And he started to crawl.

I was scared. Then I did it.
I read it.
Word by word.
Bit by bit.
I cried, I screamed and finally I quit.
After all,
I realize. Now I know,
that it can be lost, as life, as cold, as all,
it can be simply sold.

Last 5 Stunden: Mor-ning. Mor-phin. Por-fin.


Now the moon is alone. Y llora cada una de sus noches sin sol. Tirita. And alone she goes through its own universe. Resquebrajando su propia sombra de lo que ya no fue. While I write and let its lights be with me. Show up. Arrive. Quédate aquí.

Jabón.


Pero claro, tenía que ser así. ¡Qué más habría podido esperar!

Hundiste la última llama de esperanza que me quedaba en el lavaplatos mientras limpiaba la comida del desayuno que te había servido.

Bien pudo ser en la ducha, pudo ser en alguna tina (y quién sabe en dónde porque no tenemos una), pudo ser en ese vaso de agua que siempre pones debajo de la cama para ahuyentar espantos. Que no sé cuáles, los míos quisiera pensar pero ya te habrías ido si fuese efectiva (el agua) o efectivo (el vaso). ¿Se requieren ambos?

¿Por qué la apagaste? ¿Porque eliminar ese rastrojo de luz divina que nos alumbraba en las noches mientras tomábamos nuestra aguadepanela y hablábamos de cómo se habían empantanado las calles con este invierno? ¿Recuerdas? Nunca te gustó con queso. Yo siempre quise más pan pero temía que se acabara.

Recuerdo el día en que amenazaste con ponerla a nadar en el inodoro. Y te respondí que no me importaba, que hicieras lo que te diera la gana...mientras lloraba y rogaba a todos los dioses que rigen el camino de las tuberías que si llegabas a hacerlo la mantuviera viva y la reapareciera escondida en un recipiente patas arriba.

Como en nuestras épocas en el laboratorio.

Pero le pusiste el dedo húmedo encima justo en el momento en que intenté cerrar la llave y protejerla con la cáscara de medio huevo. Y ahora yace aburrida sólo la mecha.

¿De qué estará hecha esa mecha?

Negra. Peluda un poco quizás por el contacto con el agua. Envuelta entre fríjoles del almuerzo de ayer y con algunos pedazos de papaya y mango del mercado de hoy. Apenas hace un rato cuando sonreiste y yo te sonreí. ¿Me sonreiste?

El día en que la trajiste yacía como una pájarita escondida en una caja de cartón. Tan pequeña. Tan sensible. La envolví con uno de los limpiones pero tuve miedo que se quemara y decidiera extenderse al mantel que tu mamá nos regaló la anterior Navidad.

Parecía mirarme pero estaba exhausta y hambrienta. La pasé entonces al plato de las ensaladas y le dejé algunas servilletas para que pudiese jugar a incendiarse y le dejé cera del velón de Santa Marta para que aliviara un poco el malestar. Todos los días desde entonces la había saludado en las mañanas mientras dormía. Era algo perezosa y siempre despertaba pasadas las diez.

¡Estaba dormida! Y, ahora, después de tu previsible despojo y crimen, quedará por siempre en ese sueño infinito de las altas temperaturas en donde todo se funde. El amor con el odio. La locura y la cordura. La humilidad con la avaricia. El miedo y el silencio. En la argamasa pegajosa del infinito.

¿Planeabas hacerme feliz y luego apagarme? ¿Era tu deseo realmente verla ahí: indulgente y muda? Pensé que también la querías a tu lado.

Y creo que ya ha sido suficiente, creo que esta ha sido nuestra última comida juntos, nuestro último café y creo que ya he desperdiciado mucha agua lavando tus -ahora- recuerdos.

He de cerrar la otrora válvula y encontrar mi pequeña llama esperándome en algún otro corazón.

Montag.


Me voy a ese patio en el que nada encuentro,
en el que nada queda ya. Ese afuera que me duele adentro.

Ya nada es mío: me digo. Y me respondo: ya nada es nuestro. En el centro
de esta fascinerosa ilusión me destierro. Me lloro y me reencuentro.

Todo se echó a perder. Todo se desgastó. Ya nada tiene encanto.
Así limpio la cruz vieja y me padezco y me sufro entretanto.
Así me quedo de pie frente a este frío y frente a este llanto.

Llueve. Llueve la tristeza que ahora sí aparece y alumbra.
Sumergida en esa mentira cruel que es la vida y su penumbra.

Ah cómo me engañaste con tu fruta primera, sileciosa condena. Culebra.
Pues no me queda más que este rastro de lo que fui, que esta delgada hebra.

Tan sólo espero que el sueño profundo sea aquel soplo divino que a la agonía sacuda.
¡Que venga a mí la final condena, que venga a estas manos, que ya a mí acuda!

Y que limpie de todo mañana este irrespirable incienso y esta tenebrosa duda.

Loud.


Estoy buscando el altavoz con el cual quisiera gritarte. Pero tengo tantos y es tan difícil elegir. Sobretodo ahora que no estás. Y mi grito sale ahogado. Sale muerto.

Around some kind of beat.


Sit y seat.

Riman.

“Sit on a seat”
Sentarse en un lugar, ya que:

Seat:
place to sit. Something for sitting on, e specially something designed for this.

“Seat on a sit”
Sentarse en el tiempo, ya que:

Sit:
time spent being seated. A period of being seated

Pero sentarse en algún sitio del tiempo asumiendo que el tiempo es un lugar es:
Sit on a seat.

Conclusión:
En el tiempo es posible sentarse.
Sentarse: como me siento en el suelo. Del modo en que me siento en el suelo.
(No referente a cómo me siento -sentimentalmente- sentado en el tiempo o sobre el tiempo.
Si no sobre cómo me siento físicamente en el asiento del lugar llamado tiempo)

Sentar de sentar el cuerpo.

Ahora bien,
¿Qué es dar por sentado?
Dar por sentado es tener completamente claro aquello que intenta entenderse.
No obstante, si sé de alguien que está sentado en el asiento, yo puedo: dar por sentado.
Es decir, puedo apostar que ese alguien está sentado en el asiento.

(“Sentar” no referente a dar por sentado un acontecimiento)
Es decir, no "un acontecimiento sentado".
Y este último “sentado” no "sentado en un asiento".
Y este último “asiento” no "aceptar".

“Acepto” de "yo asiento cuando al algo preguntarme acepto".
Si se me pregunta si esto que acabo de escribir yo entiendo pues asiento.

¿Tú esto entiendes?
Si.
Por ello asientes.

Que se dé por sentado que es posible sentarse en el asiento del tiempo.

Seat sounds like sit.

Me llaman.


Me dejé conectado.
Esperando aquel sonido me viene a este escritorio.
Esperando leerte.
¿Te leeré?
Te olvidaré.

Te escucharé. Quizás.

Olvidar te quiero. Tener te quiero.

Quizás varias. Quizás muchas veces tener te quiero.

Pero al menos,

una vez más.

From my body, today only my bones.


How can I know
if (when) there's something going on?
Say something, say it right now.
Cause I can't or don't know how.
I'm too afraid. Too new in this crowd.
So, ¡come on!
Don't make me go down,
don't let me think that everything is lost
and I'm finally done.

De cortísimo plazo.


Entre otras. Debo decirte esto. Me he escapado tanto de mí mismo. He huido tanto de ti.
Entre otras.
(Silencio)
"Ya se me olvidó": me digo.
Te miro. Me despido.
Y me voy.

Ardiente va el agua. Por allá.


Yo sí que vivo...del Puente pa'llá. Y si estuviera en Juanchito, me pediría un guarito.

Paid.


Please, don't do that. Don't delay
our -I know- questionable date.
Not now, not today.
Even if the sky turns its clouds on sadly grey,
even if you think it is already late.

Be with me and don't be afraid.
Is everything clear? Am I safe?

If not, then leave. Then forget.
Because everything I am, you could take.

(But it's just my rush. It's just its rate)

Is it my name in your notebook still saved?

My recall.


I lost my Kingdom. My God!
Or getting! Or going to!
Maybe faster but I go at a crawl.
Or getting! Or going to!
Almost everything is gone. My crown is now cold.
Or getting! Or going to!
Isn't fair? Isn't unfair? Isn't odd?
Or getting! Or going to!
Slowly I became. Finally I know that I am bald.

Domingo en la noche.


¡Cómo duelen estos ojos míos!
Cómo se oscurecen.
Cómo se me cuece la vida en las aguas calientes que derraman.

Es el silencio en las puertas. Los cuervos que rechinan a lo lejos. La lluvia que seria golpea las hojas a mi lado.

La calefacción se agita, resuena como un conductor viejo y cansado. Tose.

Aún me miro.

Y me miro feliz.

Mientras lloro.

Tos.


Oh my boss!
Finally I quit, finally I leave you alone. To be free of my cross.

I am here. Not there. Where: you ask. Where there's no owner.
Now I smile. It's over.

It's another land.

In a different world, in the other room. As I planned.

I am already across.

Doing what I am doing. And you cannot take this gloss
off me. Cause I win and you are just the moss.

Let's have some beer. Eat this meat -mit- any spicy sauce!

Me saco de mí mismo.


Todo lo que necesito afuera, lo tengo adentro. De todo lo que carezco adentro, sé que está ahí afuera.

Nada es mío.

Quizás sólo la percepción de su existencia

Y eso ni siquiera es suyo.

Sin vos mi voz.


Me he solucionado a mí mismo encontrándote.

Advertida está tu humanidad que desde ahora eres uno de mis problema, una molestia más. Aquello que me duele. Donde me duele. Lo que me fastidia.

Dolorosas pueden ser las respuestas cuando no son verdaderas.

Pero sobretodo el día sin sol cuando responden a la pregunta adecuada, a la duda precisa.

Me has dicho todo aquello que no quería saber y que necesitaba escuchar.

Y que ya no recuerdo.

La te.


Desde ya te extraño.

Esta sentencia vieja y ya casi sin sustancia me llega con caldo y papa. Con costilla.

Extraño mirarte. Que me mires.

Besarte. Y que me beses.

Esos regaños. Esos silencios. Verte comer. Sobretodo masticar. Verte verme mientras te veo comer y masticar. Tu gesto perdido que pareciera querer decir: ¿necesita algo?

Como quien mira a un perro que le mira. Sin saber, sin preguntar.

Extraño que me extrañes aunque sé que me extrañas. Pero me gusta verte extrañarme ya.

Siento que me quieres. Y yo te quiero.

Mirar es apenas una palabra, un verbo, una acción. Un modo de hacer algo que damos por sabido. Nos creemos sabios aveces en el arte de mirar. Y como no te miro, te extraño.

Siempre queda una copa medio vacía, medio llena. La que faltó beber. Y lo que faltó fumar. Nos faltaron andenes por brincar. Platos por probar frunciendo el ceño y mirando de la lado a lado: catando. Creyéndonos catadores. Nos faltó otro amanecer en la carpa húmeda. Nos hizo falta otro dolor de espalda. Un pasito tuntún se quedó en el tintero. Dormitar en el pasto seleccionado cuidadosamente de tal manera que no existiera prueba alguna, vestigio de mascota alguna. Una pisicina por nadar. Una calle por correr. Nos faltaron remolinos en el pelo. Sueños. Ronquidos. El infaltable empujón. El desliz y la cobija.

Es cierto que el agua parece irse. Pero vuelve. Está. Permanece.

Nos cambiaron los años que nos hicieron y formaron. Nos moldearon los ríos del tiempo. Nos perderemos en sus corrientes.

Pero seremos todos los que ya fuimos. Y nos reecontraremos. Siendo éstos y otros. Siendo recuerdos. Siendo amores. Siendo porvenires.

Ya vendrá lo que vendrá. Como viniste. Como vengo. Como me voy.

Porque te extraño.

Desde ya te extraño.

Lo que haré sobre lo que hice.


Es el mejor sitio, en este pequeño sitio de seguro no te atrapan. Son muy pocas las posibilidadades.

Sin embargo,

está lejos.

Y sabes que si vas, te pueden ver.

Por cinco pasos te haces visible antes de la puerta. Aunque, claro, no eres invisible.

Sabes que nada tienes para aclararte los ojos. Así: es evidente que lo hiciste.

No puedes salir de tu cuarto, te verán.


Afortunadamente las cortinas están cerradas.

Las de tu cuarto, sólo esas, lo cual es bueno pero también es malo porque estás al lado de la sala cuya ventana la sabes inmensa. Ya la habías medido.

No puedes hacer ruido.

Y sólo hay un baño en tu cuarto.

Y te llaman a la puerta mientras te llaman al celular y al teléfono fijo.

Porque saben, o intuyen, que estás ahí, que hiciste algo que ellos creen (o quizás tu también creas), que no debías.


Si llegan a evidenciar tan sólo un poco de lo que haces.

No tendrás tiempo ni modo de corregirlo.

Te encierras entonces en el baño.

Es el único recóndito en donde te puedes esconder, desaparecer...tan sólo por un rato.

Te metes bajo la ducha, en la bañera.

Abres el agua.

Y algo tienes que hacer.

¿Tienes algo para hacer?

Una sola posibilidad.

Que te salve.

¿Que te proteja?

Todo puede ser

una casualidad entre golpe, doble llamada y que hayas hecho lo que hiciste.

Llamas y preguntas.

Contestan y reponden.

Cuelgas.

Respiras. Afortunada es la fortuna. LLegó tres veces.

Respiras.

Y lo vuelves a hacer.

Good bye.


Last night.
I was having fun with pi.
And finally I cried.

I found the maximum eye.
Where noone sets one why.

Cause
There's just a circle.
The always-other Spy.

And
There was finally my polygon.
And I got by.

2X-X


Resulta entonces que yo soy dos veces yo menos yo. Me siento y me encuentro del lado derecho.

Lanc.


Aveces se me antoja que los textos parezcan los títulos y los títulos sean apenas los textos. Que, aunque parezca título, sea en realidad el texto. O lo que sigue. Aquello que continúa. Que le sigue a lo que sigue.

En la inevitable serie. De la que todos somos parte y de la que cada parte de nosotros es completa. Algo pasa. Algo se dibuja en el plano. Somos los dibujantes. Pero no vemos el dibujo.

Y claro, es que estamos mirando a donde deberíamos estar no-mirando. O mirar mirando ésto. Ambas.

Aveces se me antoja.

Me da la gana.

Sobretodo cuando tengo mucho tiempo.

Como ahora. Justo cuando también se me agota.

Torpe.


Agota.
Me cansa. Es decir, quiero escuchar otra cosa. Pero, de repente, suena lo que suena: un golpe.

Carne sin carné.


Debería decir algo respecto pero, a decir verdad, no tengo nada qué decir ahora. Era lo que fue. Y lo que debía ser. Sin embargo, me quedan cartas a medias. Medios mensajes. Medios correos postales. Y virtuales.

Sin índice.


¿Tener los pies en la tierra?

Es decir, ¿limitándome? ¿quiere decir que también debo ver siempre mis pies en la tierra? ¿Que jamás podré partir y quizás regresar?

No poder optar.

No.

Me pido: no.

Tenso.


¿Vivir al máximo? Tampoco. Agotarse apenas poniendo un pie en la vida. Cansarse. ¿Hacer todo tan intenso que resulta cada giro incomprensible, inasible? ¿Exprimir las ganas restantes, consumir el poco de energía que queda? ¿así nada más?

¿El máximo con respecto a qué?

Que también me gusta deprimirme...

Si es que acaso me deprimo.

Me pido: no.

De la inmediatez.


Me inquieta eso de vivir cada día como si fuera el último. Yo me imagino eso y me veo angustiado intentando hacer todo lo que en un día jamás podría llegar a hacer. Si viviera así: se me haría plenamente conciente la infelicidad que en el bolsillo llevo debido a la zozobra de saber que no hubo más tiempo. Que se acabó. Que como es, es. Y que, como dijo Andrés hablando de lo que decían los ahora más mayores, el que se quedó, se quedó.

Y lo que se quedó, se quedó.

Me pido: no.

De Mohr.


Pues básicamente: ser infeliz.

Eso mismo me preguntaría en ese otro estado: ¿qué se necesita para ser infeliz? La felicidad, supongo.

Pero ya dijo el hombre Hauer que para ser infeliz no se necesita nada.

Pero la nada necesita del todo. Es decir, a la felicidad para que sea la nada innecesaria de la infelicidad. Y así, la felicidad.

Me leo (y oigo con entonación y gestos) escribiendo, leyendo y oyendo, que equivocarse es lo correcto pero que es un error equivocarse.

Y esto bien puede ser un error.

Y un acierto.

Una mentira. O una confesión. Y ciertamente esto último: no lo es.

Porque puedo mentir y confesar. Mintiendo sobre una cosa y confesando sobre otra.

Como cuando me creo cierto. Como cuando me soy.

O cuando me niego.

Allá va: llegando.


Y es ahora el ahora del que tanto hablamos. Aun cuando la discusión versa sobre el ahora en revistas. En la página cuarenta y 8 mientras que en la 40 y nueve se publicita un mp3. O cuatro, ó 5, o quién sabe hasta dónde llegue la serie de la serie.

Como la serie que mide el fin del entendido Todo. Lo que está allá es Todo menos 1. Es decir, uno. Yo, para mi caso. Y es que, si me fijo, yo y mi y mí tienen todo que ver. Son lo mismo.

Pero bueno, dicho así, me hablo a mí, hablo conmigo. Lo quiere decir que no me comunico.

Pero lo hago, arduamente. Lo que tampoco quiere decir que lo logre.

¿Será acaso que todo lleva al infinito?

Si. La parte es la que lo hace.

Y es que ahora que sólo sentir-me, ser mi sensación y sentimiento soy. No soy. Me oigo. Me veo. Me toco. Me respiro. ¿Pero me escucho?

Aveces. Cuando aspiro, suspiro y respiro mi vida, lo que se me quedó, lo que al parecer está pero que se está yendo y lo que se sentará, se acostará, se echará y raíces hará, cogido, agarrado, de la mano, de los dedos, del puño con la soga de la que cuelga o con la rama atrapada, una mano tensa de esfuerzo y por la fuerza que da el Valiente o el Miedoso. De infinito. Para ser dejando de ser. Y para ya haber sido.

Me-soy es quizás más preciso que soy.

Que la vida se me va...

Acá.


Ahora sí que si. Ya casi. Ya casi. A punto. Una mincha nada más. Listo. Ahí.

En fin. En ese punto donde sé que llega lo que debe llegar. Lo que parece obvio. Como el miedo. La pereza. Como, en rarísimas ocasiones, la felicidad. Y claro, así debe ser. O así es. Mejor.

Sentado. De pie. Acostado. En la tranquilidad del sueño. Sólo que en la zozobra del sueño que se va caminando callado pero tenaz.

Para llegar al otro sueño: que es esta vida. O bueno, al parecer la mía. Porque, claro, no conozco las de los demás. Apenas creo conocer, entrever.

Pues ya lo dijo aquél hombre de remo y canoa.

Que se ahogó en sus palabras.

Y fue en algún momento: feliz.

Afuera.



Nadie es una isla en sí mismo, decía.
Y lo dijo la campana por quién las campanas doblaban.
Dan ganas de llorar. Pero llora la parte que se queda.


Cuesta. Duele un poco. Es un tema de, cómo decirlo, cambio. De ver que las cosas son sólo pequeñas partes de cosas más grandes que conforman el Todo de la vida. De toda la vida. La que percibimos y la y lo que no percibimos. La que aveces no notamos por no esforzarnos o la que nos llega por casualidad. Las pequeñas partes que se le presumen a las cosas y sus realidades o a La Realidad, son las que hacen nuestra realidad. Que bien puede ser un espacio confuso dado que nuestros sentidos no son los mejores y somos una especie como tantas otras tratando de sobrevivir. Sólo que ya confundimos el significado de mucho y los hicimos viable. Pero eso es lo que vemos y no podemos ver más que lo que, por vez primera, vemos. Como cuando le vemos colores al sonido. Como cuando vemos que oímos.

Todo se desliza en un inseparable dibujo. Y todo se va en pequeñas porciones, una conectada con únicamente otra. Que la dualidad sea aquello que empuja, aquello que evita.

Y heme aquí, transcribiendo.

No me queda más que la intención. Decidir olvidar el resultado de algo antes de conocer el resultado, es dejar también de desear: decidiendo. El carro que cruzaba hace poco, interrumpo, tuvo ese sonido lejano pero puntual, como que se siente, se percibe pero es poco claro, es claro que está pero no es claro su sonido al escucharlo. Llueve, tengo la impresión. De fondo. Suena a la lluvia que cae y que sentimos presente mientras estamos concentrados en otra cosa completamente diferente. Más o menos así.

Y es que darle palabras a las cosas es acomodar otras cosas con cosas que le son diferentes. Aveces menos, aveces más. Y en esencia, es por vernos, escucharnos, tocarnos. Por, básicamente, conocernos.

Nadie es una isla en sí mismo, decía.
Y lo dijo la campana por quién las campanas doblaban.
Dan ganas de llorar. Pero llora la parte que se queda.

Lo que se fue cuando se es.


Y aunque llega, llega con lo que se va. De tal manera que, al final, lo que se va siempre se queda.

Pues nada da como lo que da el azar.


Recibo esto de nuevo. Y llega y refresca las noches de medianoche. Me recuerda mis recuerdos más preciados. Me recuerda eso que hizo que ésto fuese bueno. El azar.

Nido.


Me quedo. De pie. Mirando el humo que se escapa. Que se va a la sala. Se esfuma el humo. Y yo aspiro. Soplo al universo la bocanada de larga vida, la bocanada de fauna, la de verde flora. El cuarto de vida se llena. Y el cuarto sopla. Por las ventanas y rendijas sopla su vida, aquello que le llena mientras se desliza y se va.

Rendido. Exhausto por la simple saciedad de completar este vacío, este silencio. Las cuerdas se lamentan y preguntan. Pero donde oigo aquello sobre lo que escribo, es otro sonido como en aquello sobre lo que escribo y cuando lo escribo. Si hay sonido...

Por eso, claudico. Me rindo.

Inalámbrico.


Cuando las pasiones de esa real irrealidad sean más fuertes que lo que lo son en ésta, seremos lo que queramos ser y dejaremos en esta de ser para no ser más.